El misterio de Santa Eulalia de Bóveda
A 14 kilómetros de la capital lucense encontramos uno de los grandes enigmas de la arqueología que, a pesar de las investigaciones realizadas durante décadas, continúa siendo uno de los secretos mejor guardados de la provincia de Lugo.
El conjunto tardorromano de Santa Eulalia de Bóveda, datado del siglo III, fue descubierto en 1914 por José María Peinado, el entonces párroco local, al percibir que el suelo de la iglesia moderna cedía bajo sus pies. El resultado de estas aparentes deficiencias constructivas derivó, sin embargo, en un hallazgo sin precedentes.
Bajo el templo parroquial se encontró entonces una construcción abovedada concebida a modo de basílica de tres naves con una piscina en su parte central. En los muros y parte de la cubierta, una curiosa decoración pictórica a base de frescos con motivos que representan aves y elementos vegetales otorga un componente añadido de misterio al mito que de por si representa Santa Eulalia de Bóveda.
En el exterior del edificio destacan en su fachadala puerta con arco de herradura y la decoración a base de relieves que representan figuras danzantes.
Santa Eulalia de Bóveda fue dada a conocer en 1926. En 1931 fue declarada Monumento Nacional y ya en 1996, Bien de Interés Cultural. A lo largo de los últimos tiempos las diferentes interpretaciones sobre su posible finalidad han presentado este monumento como un lugar de baños, un ninfeo, un templo dedicado a Prisciliano y, según las tesis más recientes, un posible templo funerario dedicado en honor a Dionisio. En cualquier caso, más de un siglo después de su descubrimiento, Santa Eulalia genera controversia por las numerosas incógnitas que sigue atesorando.