Enterramientos prehistóricos
Alrededor del año 4500 a.C. se generalizan los enterramientos colectivos a los que se dio forma mediante estructuras arquitectónicas que muestran el culto rendido a los muertos por parte de las comunidades humanas del Neolítico. Se trata de construcciones hechas con grandes piedras hincadas a modo de cámara funeraria a la que se accede por un corredor. Posteriormente, esta estructura pétrea (dolmen) se cubría con tierra y una coraza de piedra que recibe el nombre de túmulo, mámoa, modia, medoña o medorra. En el interior se disponían los cuerpos de los difuntos junto con objetos como armas, joyas o pequeñas figuras de piedra, auténticos ajuares que acompañarían a los antepasados en su transición.
Por toda la provincia de Lugo existen cientos de estructuras funerarias de las que en muchos casos sólo se conserva el esqueleto pétreo o dolmen, siendo frecuentemente objeto de expolio al estar sus ajuares considerados verdaderos tesoros por la cultura popular, que recreó en torno a estos enterramientos numerosas leyendas que nos hablan de seres míticos como los mouros.
Entre los dólmenes visitables en la provincia de Lugo destacan actualmente el del Abuíme en O Saviñao, el de Santo Tomé en O Valadouro, la Roza das Modias en Vilalba y el dolmen de Montouto en A Fonsagrada.