La Catedral de Lugo
El proyecto de la actual catedral de Lugo tiene sus orígenes en el año 1129, momento en el que durante el mandato de del Obispo Pedro III se encarga al maestro Raimundo la construcción de un edificio románico. Prácticamente desde sus inicios, la catedral fue sometida a numerosas reformas y ampliaciones tanto en época medieval como moderna y neoclásica, dándose por concluido su proyecto con la construcción de las torres de la fachada occidental en 1880.
El resultado es un armonioso conjunto arquitectónico de épocas y estilos que se manifiestan tanto en su estructura como en los elementos decorativos del interior. Románico, Gótico, Renacimiento, Barroco y Neoclasicismo se funden en un único edificio cuyo entorno, contiguo a la muralla romana de Lugo, constituye el punto neurálgico del patrimonio mundial lucense.
Entre los elementos más destacados de la catedral destaca la puerta norte, de estilo románico, y coronada por un inconfundible Pantocrátor marmóreo y que se encuentra situada bajo un esbelto pórtico gótico. Sobre este lateral descansa la torre del reloj.
En el exterior destaca también la sobria fachada principal, obra neoclásica del arquitecto Julián Sánchez Bort. Se encuentra enmarcada por las torres decimonónicas diseñadas por el entonces arquitecto municipal Nemesio Cobreros. En el ábside de la catedral se hace patente el protagonismo de la capilla barroca de Nuestra Señora de los Ojos Grandes, considerada una de las obras maestras del barroco gallego.
En el interior del edificio, la majestuosa fábrica de la catedral hace brillar con luz propia el altar mayor, donde en un tabernáculo neoclásico se exhibe de forma permanente el Santísimo Sacramento. Frente a este se sitúa el coro, extraordinaria obra del siglo XVIII atribuida a Francisco de Moure y, a ambos lados, en los extremos del crucero, descansa el antiguo altar mayor renacentista de la catedral, obra de Cornelis de Holanda. Entre las capillas de la girola, nuevamente la mirada se detiene en la de Nuestra Señora de los Ojos Grandes, cuya imagen acoge un baldaquino barroco perfectamente integrado en la arquitectura de la capilla.
Completan el magnífico conjunto los sepulcros del crucero y de capillas como la de San Froilán; la imaginería religiosa, con obras destacadas como San José, Santa Lucía, Nuestra Señora de la Esperanza o el Ecce Homo; las rejas del deambulatorio o las pinturas de la bóveda del altar mayor, obra de José de Terán.
La Catedral de Lugo alberga el decano de los museos catedralicios gallegos que actualmente cuenta con una destacada colección de piezas de gran relevancia como el Crismón de Quiroga, elementos patrimoniales de templos lucenses, diferentes imágenes de Santa María, orfebrería litúrgica, imaginería, piezas de arqueología y pintura religiosa.
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