Lugo, destino natural
En Lugo la naturaleza se ha desarrollado formando parte inseparable de formas de vivir únicas que se han forjado en la diversidad de sus paisajes. Así, el mar, las montañas, las llanuras y los valles fluviales del interior proporcionan un panorama de contrastes que ha modelado el carácter de los lucenses, sus actividades e incluso su forma de contemplar el mundo. Ha sido esta íntima conexión entre el ser humano y la naturaleza la que ha permitido preservar hasta nuestros días un legado ambiental y cultural de incalculable valor.
Una muestra de esta perfecta simbiosis la constituyen las Reservas de la Biosfera declaradas por la UNESCO, cuya extensión abarca más del 55% del territorio y que convierten a Lugo en un referente internacional. Es aquí donde los paisajes del agua, protagonizados por las cuencas del Miño, el Eo o el Navia, así como las montañas, valles y bosques de las sierras orientales de la provincia se conciben como una auténtica fuente de vida.
En Lugo también encontramos la mayor superficie de Galicia protegida al amparo de la Red Natura 2000, la más importante red de espacios naturales protegidos a nivel europeo. Esta declaración integra las denominadas Zonas de Especial Protección de Aves y las Zonas de Especial Conservación, donde conviven especies y hábitats de extraordinaria fragilidad.
Dentro de los espacios protegidos de la provincia destacan también Monumentos Naturales como el denominado “Souto da Retorta” en Viveiro, que acoge los mayores eucaliptos de Europa; el pliegue sinclinal de Campodola- Leixazós en Quiroga, escenario idóneo para la práctica del geoturismo y otras formaciones de gran singularidad y belleza como la Playa de las Catedrales, referente del turismo gallego y considerada entre las mejores del mundo.
Y es precisamente el litoral, balcón del Cantábrico, el escenario donde la arquitectura del mar se disfruta en todo su esplendor. En este espacio, las formas de los acantilados imprimen el carácter de una costa salpicada por los caprichos geológicos de la rasa cantábrica, las rías altas, los cabos y las más de 50 playas que constituyen un punto de partida para el conocimiento de la biodiversidad costera y el patrimonio marítimo, así como la práctica de deportes náuticos.
A este gran pulmón natural se añaden los 10.000 kilómetros de ríos y regatos, cascadas, lagunas de origen diverso y aguas termales para curarse en cuerpo y alma. Todos ellos son sin duda uno de los mayores orgullos y símbolos de identidad de una provincia que ahora te invitamos a recorrer.